No tengo muy claro cómo definir lo que se llama “el
aburrimiento” o, simplemente, “aburrirse”. Más o menos es lo que siento
mientras escribo esta redacción. Y no porque me parezca aburrida, tan solo
porque quizás preferiría estar haciendo otras cosas.
El aburrimiento es ese vacío horrible que siento cuando no tengo o no puedo hacer algo o no me
apetece. A veces estoy tan aburrida que creo que de un momento a otro me echaré
a llorar y entonces estaré haciendo algo.
Las personas nos aburrimos todos los días. Ya sea en clase,
en el trabajo o en casa, en algún momento del día ocurre algo que no nos cuadra
y hace que nos sintamos mal. Personalmente, cuando estoy aburrida lo único que
me apetece es dormir, acelerar el reloj hacia adelante como si eso fuera a
solucionar algo.
¿Y cómo se creó el aburrimiento? ¿Cómo nació? ¿Se aburría el
primer hombre que pisó la Tierra? En mi opinión, no. Creo que al principio los
humanos (o medio humanos) no tenían la mente suficiente para distinguir lo que
hoy en día nos vale la pena y lo que no lo vale tanto, y tampoco tenían ninguna
actividad de la que se pudiera cansar. Pero hemos evolucionado, desarrollando nuestro
pensamiento abstracto, y hemos llegado a encontrar actividades que nos divierten
y nos hacen felices.
Pero estas actividades finalmente nos acababan pareciendo exhaustivas,
como si fueran una rutina. Así que tocaba buscarse o inventarse algo nuevo que
hacer.
El aburrimiento, en mi opinión, no es algo tan malo al fin y
al cabo. Es un estado en el que entramos las personas cuando lo que sea que
estuviéramos haciendo nos cansa después de repetirlo una, y otra, y otra vez…
Pero aún así siempre habrá cosas que nos diviertan durante
más tiempo, y otras que no duren nada.
Andrea Rojas. 4°B
No hay comentarios:
Publicar un comentario