A mí lo que realmente me fascina es ver cómo la luz
del sol se convierte en la nada, y así desaparece entre dos líneas, como si se
sumergiese en el agua. Ese día, mientras yo la contemplaba aquella noche en la
playa, y a la vez me entraban ganas de ir a dondequiera que se vaya la luz para
volver a contemplarla de nuevo. Porque esa luz naranja que se queda en el cielo
me hace sentir esa pequeña energía que llevo dentro.
A la vez que baja el
sol, mi cuerpo se va relajando, así hasta sentirme como una pompa, y aquí se
empieza a soñar.
Empiezo a imaginarme
cómo sería mi vida cuando crezca , y cómo es ahora en realidad. Pienso en
aquellas metas que me iré poniendo para conseguir mis sueños. Reflexiono de
todos y cada uno de los pasos que he dado en este camino de la vida. Recuerdo
momentos divertidos y también algunos más aburridos, pero a la vez igual de
interesantes; también algunos momentos de mi vida que nunca hubiese que
sucediesen, aunque también son importantes. Pienso en cómo y cuándo he llegado
a ser como soy y me siento bastante satisfecha de todo aquello he hecho hasta
ahora aunque me haya equivocado o haya fallado a alguien, pero yo me considero
bastante humilde y esa imagen es la que
quiero que la gente vea de mí.
Y por eso nunca dejaré
de soñar todo lo que quiera y pueda soñar, y lo soñaré con todo el entusiasmo
que voy a utilizar para conseguirlo.
Y , por último , vienen
las estrellas. En este momento es cuando yo ya me he quedado dormida y puedo
imaginar todo lo que quiera.
Andrea Muñoz. 4º B
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